Retrato de Manuel Godoy como Caballero del Toisón, Agustín Esteve (c. 1807), 95 x 75cm. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid |
Cuando pensamos en Manuel de Godoy, Príncipe de la Paz y valido de Carlos IV entre 1792-1808, solemos hacer hincapié en lo sospechosa que resulta su meteórica ascensión política (con supuestos favores sexuales a la reina Mª Luisa de Parma de por medio) o en la imagen de ostentación que le acompañó, cada vez más acentuadamente. De lo que se habla poco es de sus intereses artísticos, sobre todo si tenemos en cuenta que fue un hombre que llegó a acumular en poco tiempo (entre 1800-1808) poco más de mil lienzos en su palacio de la calle Bailén (1).
El Palacio Grimaldi, frente a los jardines de Sabatini. Actual Centro de Estudios Políticos y Constitucionales (2) |
Sabido es que los medios para que un artista o un amante del arte pudiera tomar contacto con el arte de los grandes maestros a finales del siglo XVIII, estaban ligados a que pudiera acceder a las colecciones del Palacio Real y a los palacetes que los Grandes de España y la nobleza más pudiente tenían en Madrid y alrededores.
Al contrario de lo que pudiera parecer, el acceso a los palacios de la alta nobleza no era muy restringido, siempre que se tuviera un cargo importante en la administración del Estado o se perteneciera a la alta nobleza, claro está. Lo que es mucho más complicado, es encontrar testimonios de estas visitas, como sí hallamos en los diarios de Pedro González de Sepúlveda (1744-1815), Grabador General de las Casas de Moneda de España e Indias.
Gracias a su testimonio excepcional, podemos hoy acercarnos sucintamente a la inmensa pero efímera colección que Godoy llegó a formar, así como valorar su calidad y la velocidad vertiginosa con la que la formó. El grabador visitó el Palacio Grimaldi en dos ocasiones, la primera el 12 de noviembre de 1800 junto con el arquitecto Juan Pedro Arnal, con el estudioso Juan Agustín Ceán Bermúdez y el diplomático Fernando de la Serna y Santander (3) y la segunda el 28 de abril de 1807 con su esposa, tres de sus cuatro hijos y dos amigos (lo que le valió la reprimenda del mayordomo de Godoy) (4), pocos meses antes de que el valido fuese defenestrado en el motín de Aranjuez en el lapso del 17 al 18 de marzo de 1808.
El sueño del caballero, Antonio de Pereda, 217 x 512cm. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid |
St. Jerome and the angel, José de Ribera (1626), 185 x 133cm. The Hermitage Museum, St. Petersburg |
Comparando las anotaciones que hizo González de Sepúlveda en ambas visitas (quien tenía los suficientes conocimientos artísticos como para reconocer la mano de los grandes maestros pese a que las obras no tenían por entonces cartela alguna), podemos observar que la colección de Godoy en 1800, si bien empezó atesorando obras tan impresionantes como las que acabamos de presentar, todavía le faltaba mucho para convertirse en lo que acabaría siendo, una de las más importantes de toda la alta nobleza española.
St. Thomas of Villanueva child dividing his clothes among beggar boys, Murillo (c. 1667), 219,7 x 149,2cm. Cincinatti Museum of Art |
Jacopo Pesaro, Bisschop van Paphos, door paus Alexander VI Borgia voorgesteld aan de Heilige Petrus, Tiziano (1502), 147,8 x 188,7cm. Koninklijk Museum von Schoon Kunsten, Antwerpen |
The stoning of St. Stephen, van Dyck (1623), 178 x 150cm. Tatton Park, Cheshire East, England |
Siguiendo el más preciso inventario que hizo Fréderic Quilliet el 1 de enero de 1808 (5), podemos ver cómo Godoy contaba con cuarenta y ocho obras de Ribera o en su estilo (referido a obras de taller o de otros autores que siguen su influencia y aplicable a todos los autores que citaremos), treinta y cinco de Murillo, ventisiete de Goya, dieciséis de Luca Giordano, once de Tiziano, u ocho de van Dyck.
No obstante, es el diario de González de Sepúlveda el que nos ofrece los detalles más interesantes, quien nos comenta que: "Las piezas estan llenas de reloxes, sillerias, camas ricas y muchos trastos como los q.e ay en la casa del Rey, de Labrador (...) tiene soberbios quadros pero los de nuestros españoles se los tienen con todos los de fuera" (6). Como vemos, nos habla al mismo tiempo de la suntuosidad de las habitaciones del palacio, con la colección de relojes de mesa de Godoy (tan aficionado a ellos como Carlos IV o el Conde de Floridablanca) o la despreocupada mezcolanza de obras sin ninguna intención de establecer un sentido o una categorización por escuelas pictóricas nacionales.
Venus with Mercury and Cupid (The School of Love), Correggio (c. 1525), 155,6 x 91,4cm. National Gallery, London |
The toilet of Venus (The Rokeby Venus), Diego Velázquez (c. 1650), 122 x 177cm. National Gallery, London |
Heilige Agnes, Alonso Cano (c. 1635-37). Kaiser Friedrich Museen, Berlin. Destruida en la IIª Guerra Mundial |
Cristo crucificado, Velázquez (c. 1632), 248 x 169cm. Museo Nacional del Prado, Madrid |
Otra reflexión importante es el modo en que Godoy consiguió tan importantes obras, lo cual tiene mucho que ver con el poder casi absoluto que llegó a tener (muy considerable a tenor de las condecoraciones que le llenan su chaqueta en el retrato de Esteve). Bien es cierto que varias de las obras maestras que reunió procedieron de la subasta pública que se hizo tras el fallecimiento de María Teresa Silva Álvarez de Toledo, XIII Duquesa de Alba en 1802, donde compró La Escuela del Amor de Correggio y la Venus del espejo de Velázquez. Pero no solamente se contentó con las subastas públicas, sino que también obtuvo obras de varios monasterios de Madrid y de fuera de Madrid, como la Santa Inés de Alonso Cano procedente de la Iglesia de san Alberto de Sevilla, o el Cristo Crucificado de Velázquez, que se encontraba en el Monasterio de san Plácido en Madrid.
El comercio, Francisco de Goya (1801-05), 227cm diámetro. Museo Nacional del Prado, Madrid |
La industria, Francisco de Goya (1801-05), 227cm diámetro. Museo Nacional del Prado, Madrid |
La agricultura, Francisco de Goya (1801-05), 227cm diámetro. Museo Nacional del Prado, Madrid |
Por último queremos destacar la obra que el propio Godoy encargó a Goya y otros artistas contemporáneos como Esteve o Carnicero. En ese sentido, cabe analizar el carácter oficial y extraoficial de estas obras, puesto que mientras que conservaba una colección de retratos de sí mismo (y de sus antepasados), su esposa la Condesa de Chinchón y de los monarcas Carlos IV y Mª Luisa de Parma (así como cuatro tondos en los que Goya plasmó los diferentes sectores productivos de España), también encontramos las dos majas, (que todo parece indicarnos que no fueron realizadas al mismo tiempo), que se reservaron para un entorno más que privado, junto con La Venus del espejo de Velázquez.
Notas y bibliografía:
(1) Para hacernos una idea, esta cifra es un poco más de la cantidad de obras de arte que gestiona actualmente el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid.
(2) El palacio fue construido por Sabatini en 1776 para el Marqués de Grimaldi, diplomático durante el reinado de Carlos III, realizando Godoy una importante reforma en su interior entre finales de 1801 y 1806. Dicho interior se puede ver en el siguiente enlace, tal y como se conserva en la actualidad: http://www.cepc.gob.es/cepc/edificiohistorico.
(3) PARDO CANALÍS, E.: "Una visita a la Galería del Príncipe de la Paz", Goya: Revista de Arte, nº 148-150, enero-junio 1979, pp. 300-311.
(4) ROSE, I.: "La segunda visita de González de Sepúlveda a la colección de Manuel Godoy", Archivo Español de Arte, t. LX, nº 238, 1987, pp. 137-152.
(5) ROSE, I.: Manuel Godoy, Patrón de las Artes y Coleccionista [Tesis doctoral], t. I, Editorial de la Universidad Complutense, Madrid, 1983, pp. 423-32, doc. I.
(6) Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. Museo/Archivo de la Casa de la Moneda, Madrid. Pedro González de Sepúveda, Diario 1806-10, Ms. T. 21-2-24, fol. 112.
Más que gusto artístico, lo suyo era afán desmedido por acaparar.
ResponderEliminarSaludos desde Cuacos. (Tremendo el manejo del móvil. No acabo nunca)
Buenas tardes, Cayetano.
ResponderEliminarCiertamente, no creo que Godoy fuese un gran erudito en arte, le veo más como esos millonarios que no saben en qué gastarse el dinero y arrasan en las subastas de Sotheby's y Christie's.
No obstante, no quiere decir que no tuviera algo de interés, por lo menos más que Carlos III y su hijo, seguro que tuvo.
Muchas gracias por tu comentario. ¡Qué lo paséis muy bien en Cuacos! ;)