miércoles, 12 de febrero de 2020

De la fiesta de la Lupercalia a la fiesta del Corte Inglés

Seated faun, Antoine Coypel (c. 1700-05), 40,2 x 27,4cm. National Gallery, Washington

14 de febrero. Todos los años en esta fecha las parejas de enamorados se agasajan con regalos que sirven como festejo de su amor recíproco, ¿pero se trata de una fiesta tradicional o su significado e incluso la imagen que se ha dado de ello ha cambiado radicalmente desde entonces? Hoy descubriremos de dónde viene el día de san Valentín.

El origen de una celebración semejante lo encontramos en una fiesta de la fertilidad de origen romano llamada la Lupercalia, que se celebraba todos los años el 15 de febrero. Según algunas fuentes de la época, parece que en su tiempo ya producía escándalo. Consistía en que unos jóvenes (llamados a la sazón luperci) realizaban un sacrificio con cabras en el Monte Palatino (cercano al Coliseo) y que una vez hecho esto, se vestían con las pieles de las cabras y se dirigían corriendo por las calles de Roma con tiras ensangrentadas intentando dar a alguna de las mujeres (interesadamente) con la que se encontrasen en su camino. A la mujer que le tocasen con la tira pasaba a ser la pareja sexual del luperci que la hubiese señalado, durante un tiempo de un año. La vinculación con la fiesta actual viene por tanto, y siempre cogido con pinzas, con la idea de emparejamiento.

Il battesimo di santa Lucia, Jacopo Bassano (c. 1575), Museo Civico, Bassano del Grappa, Vicenza

No sabremos nada de Valentín por lo menos hasta el siglo III d.C. Decimos, por lo menos, porque no hay un personaje histórico que represente unívocamente esta figura. Tenemos noticias de hasta tres personajes que reciben culto el día 14 de febrero, a saber: un médico que se hizo sacerdote de tiempos del emperador Claudio II (siglo III), un obispo italiano del siglo XIV y otro mártir en la provincia romana de África de época indeterminada.

De los tres, el que más se adecúa a la tradición posterior es el primero, quien contraviniendo las órdenes del emperador, habría estado casando a los soldados que lo deseasen, estando prohibido porque Claudio II prefería que sus soldados no tuvieran ataduras de ningún tipo para integrarse en la legión. Como el sacerdote le desobedeció reiteradamente el mandato del emperador (y pese al milagro que hizo con la hija de uno de los carceleros), finalmente fue ejecutado, quedando como el santo de las parejas de enamorados, tradición que parece que tuvo importancia desde la Edad Media. Desgraciadamente no conservamos iconografía de ninguno de estos episodios.

Saint Valentine's morning, John Callot Horsley (2ª mitad siglo XIX), 75 x 61cm. Colección privada

Ahora, ¿qué tiene que ver Eros y sus flechas (Cupido para los romanos) en todo esto? La estrambótica mezcla se la debemos a Esther A. Howland (1828-1904), una artista angloamericana que a mediados del siglo XIX empezó a vender postales alusivas a san Valentín el día 14 de febrero, creando un repertorio diverso y cuanto menos, curioso.

Retrato de Esther A. Howland

Saint Valentine's postcard, Esther A. Howland (1850)

Cupid, Esther A. Howland (1870)

En España la tradición anglosajona no llegó hasta mediados del siglo XX, cuando Galerías Preciados aprovechó la oportunidad para hacer negocio. El resto de la historia ya la conocemos todos. Ahora ya nos podemos reír con razón cuando veamos al pobre Cupido sobreexplotado por las grandes cadenas comerciales.